sábado, 2 de abril de 2016

Que no se ofendan

24 de marzo de 2016

Que no se ofenda mi vieja, que cuando era pibe y tenía que estudiar Historia me decía: "Leélo como si fuera un cuento, no repitas a rajatabla".
Que no se ofendan los docentes, que exigen a sus alumnos que piensen y no que vomiten en una hoja todo lo que estudiaron.
Que no se ofendan los psicopedagogos, que se formaron durante años y años para entender cómo se da el aprendizaje en los seres humanos.
Que no se ofenda nadie, pero hoy, no estoy de acuerdo.
Hay cosas que es mejor saberlas de memoria.
Nunca más.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Nostalgia



¿Te acordás de Susana preguntando en su programa si el dinosaurio estaba "vivo? ¿Y de esos amigos que viajaban a Disney y te traían de regalo la lapicera de Mickey? ¡Por supuesto! ¿Cómo olvidarlo?
¿Qué me decís de las figuritas Panini del Mundial de Francia 98 a 10 centavos? ¡Ahí sí que se podía llenar un álbum! Pero hay más, no nos quedemos sólo en eso. Hagamos memoria.
Me refiero a la época del Sega con el Sonic y la Super Nintendo con Mario y el Donkey Kong. A los tiempos del disquete, el Encarta y el Windows 95, con el que ya podías jugar al Solitario.
Sí, son esos años en que Marcelo Araujo era el mejor relator y en los barrios había videoclubes. Pero te repito, hagamos el esfuerzo, hay más. ¿Me vas a decir que no tenés presente el verdadero Chiquititas con la eterna Romina Yan? Vamos, no seas mentiroso. Todos los de nuestra edad lo veíamos.
Me acuerdo de las canchas de Paddle, de los rollos fotográficos y de las cámaras desechables. ¡Ni hablar de esos domingos en que me levantaba a desayunar con mi viejo para ver al Bati en la Fiorentina! 
Por aquellos años, los goles se gritaban como se debe, con jugadores colgándose eufóricamente del alambrado. También estaban Gilda y Rodrigo. Ah, y Daniel Agostini, con su inolvidable "Ventanita del amor".
Te confieso que se me vienen a la mente muchos más. Creo que me puse nostálgico. 
A jugar con Hugo, con la conducción de Gaby, por Magic Kids. El Tamagochi, el Tetrix. El cubo mágico.
Guns and Roses y Michael Jackson en Argentina y Mi pobre angelito y 9 reinas en el cine. Hechos emblemáticos, como Goyco atajando penales contra Yugoslavia e Italia y El Diego jugando "con el tobillo así". 
¡Cuánta melancolía! Es que Los redondos tocaban todos juntos y el pelado Cordera seguía en La Bersuit. Te voy a dar un golpe bajo, es verdad, pero pensá que en esos años Spinetta y Cerati andaban vivitos y coleando.
Se me vienen a la mente ficciones como Campeones de la vida con "Guevara vs Garmendia", el Gasoleros de Panigazzi y La Oreiro haciendo de "muñeca brava". 
El negro Tchami con la 9 de Boca auspiciada por Parmalat. La Sanyo de River. El Enzo. Las "gallinas" copando dos bandejas de La Bombonera. La del Rojo con el Ades y la de Racing -más hacia el final de la década- con el "No a las drogas". Tiempos en los que había zapatillas que se iluminaban cuando pisabas. ¡Qué me vienen a hablar ahora de las nuevas tecnologías!
Por último, algo que sintetiza todo. Tinelli no era fachero, no. Era cabezón y comía alfajores de un bocado. Además no estaba solo: El Oso Arturo, Figuretti, José María, "Deportes en el recuerdo" y las míticas cámaras ocultas. ¡Eso es estar acompañado! 
En definitiva, la lista es larga. Son todas cosas lindas de "volver a los noventa". Las feas, ya las sabemos... Recordalas también. Sobre todo este domingo.

martes, 7 de julio de 2015

Sobre la felicidad

No lo esclarece ninguna religión, tampoco se explica con precisión en los libros. Algunos la comparan con un estado, una forma de vida. Otros, más apasionados por lo temporal, suelen hablar de momentos. En la televisión a veces recomiendan acercarse a ella a través de la compra de ciertos productos. ¿Compartiendo una gaseosa entre amigos? No, no lo creo. Incluso hay algunas revistas de "interés general" que presumen saber cómo llegar a ella. Sí, hasta dan consejos, tips, que generalmente son menos de diez.
Aristóteles y otros filósofos de la Antigua Grecia también se preocuparon por dar respuesta a la pregunta sobre qué es la felicidad. Decían que está ligada a la actividad del alma, o bien a la capacidad de adquirir conocimiento, esto es, la idea de que si uno sabe más, es más feliz. Para ser honesto, no tengo ningún problema con Aristóteles y sus colegas de barba prominente y túnicas blancas, pero considero –con todo respeto y humildemente- que están equivocados. La verdadera felicidad se ve representada en una simple pero nada sencilla sensación, a la que sólo algunos llegan, mediante su cuerpo y su alma. Ojo, me refiero a una felicidad que no es egoísta, para nada. Se comparte, pero no con todos, ya que es algo muy preciado.
Es un acto que surge como resultado de la acción de alguien, es decir, tiene un protagonista, un creador. Un ser virtuoso -o no tanto- que el destino elige y lo hace responsable de una alegría. No estaré equivocado si digo que no hace falta tener todos los sentidos en funcionamiento para llegar a este notable placer. A veces basta con escuchar la acción desencadenante. En otras oportunidades alcanza sólo con verla. Hasta hay casos en los cuales simplemente se ha imaginado.
En definitiva, si la felicidad es la plenitud máxima en la vida del hombre, si es ese momento en que este se olvida de todo lo demás y se siente completo, entonces no hay mejor explicación.
Ser feliz es gritar un gol.